Este domingo 23 de febrero se llevaron a cabo las elecciones parlamentarias en Alemania. Los resultados se prestan para muchos análisis interesantes: el declive del Partido Socialdemócrata (SPD) (1) y el alza del partido neonaziAFD (2), pero en esta breve columna quiero poner el foco en el éxito del partido de izquierda Die Linke (3).
Die Linke es el principal partido de izquierda en Alemania y es considerado como el heredero del Partido Comunista de la RDA. Hasta el año pasado había experimentado un claro declive, logrando solo el 2% de preferencias en las encuestas, pero, en cuestión de meses, logró llegar al 8.8% de preferencias y de esta manera asegurar una contundente cantidad de asientos en el parlamento. Su éxito es algo digno de análisis no solo por la increíble rapidez de este ascenso sino por el radical cambio en su base de votantes en esta elección.
Primero deberíamos partir por mencionar que el año pasado Die Linke sufrió un éxodo de militantes que formaron un nuevo partido, el BSW (4). Esto a partir principalmente de que Die Linke tiene una posición firmemente pro-Ucrania mientras que quienes se fueron apoyan a Rusia en la guerra. Este éxodo llevó consigo a los militantes que eran más conservadores en temas como los derechos LGBT, la migración y el feminismo. Esto permitió al partido tener una postura clara en estos 3 importantes ámbitos, sobre todo en el de la inmigración, siendo el único partido que llamó a defender el derecho al asilo mientras todos los demás tenían posturas ambiguas o antiinmigración con claros tintes xenofóbicos y racistas, como el AFD.

En cuanto a táctica, el partido tuvo un despliegue impecable en redes sociales, utilizando principalmente TikTok. En solo 3 semanas logró tener 12 millones de visualizaciones desplazando al partido neonazi AFD como primera fuerza dentro de la red social. Esto se sumó a una potente preparación orgánica que se reflejó en despliegue en terreno con puerta a puerta, posters y actividades de campaña presenciales y una disputa electoral estratégica.
La campaña se centró en abordar los problemas económicos y climáticos mientras se defendía el derecho a migración, los derechos de las personas LGBTQ+ y las demandas levantadas por el feminismo. Todo, por supuesto, acompañado de fuertes discursos antifascistas que llamaban a combatir al AFD. Así Die Linke exhibió los siguientes eslóganes en su propaganda: “Cuidamos de todas las familias”, “¿Tu calefacción es demasiado cara?”, “¿Su pensión es demasiado baja?”, “La paz requiere coraje”, “¿Su alquiler es demasiado alto?”, “¿Está tu pueblo bajo el agua?”. Muchos de estos puntos como el costo del alquiler habían sido abandonados por partidos de centro izquierda como el SPD quienes optaron por recortes al presupuesto fiscal y por proporcionar solo salidas neoliberales a las problemáticas sociales.
Es esta suma de factores (un excelente despliegue comunicacional y una disputa estratégica, el ataque a los problemas económicos y la defensa del feminismo, los derechos LGBT+ y la migración, además de poder adoptar posiciones radicales y progresistas en todos estos asuntos) lo que llevo a Die Linke del 2% al 8.8%, pero esto trajo aparejado otro cambio: su base de votantes. Históricamente Die Linke había tenido éxito en la ex Alemania oriental y nunca había ganado en la Alemania occidental. Junto con esto su base de votantes se componía principalmente de personas mayores y nostálgicas de la RDA. Ambos elementos cambiaron: si bien tuvo éxito principalmente en la ex Alemania oriental, Die Linke fue la primera fuerza en Berlín occidental rompiendo así su tendencia histórica. Además, logró ser la primera fuerza entre los votantes de 18-25 años, un segmento que se esperaba lo ganara el AFD.
En Chile debemos mirar atentamente esta mezcla de una férrea defensa del progresismo, la profunda transformación económica y un extenso y planificado despliegue comunicacional por redes sociales y presencial. Una reciente encuesta de la fundación FES dirigida a los jóvenes mostró que este segmento etario es progresista. A pesar de identificarse más con el centro (57%) y la derecha (25%) que la izquierda (17%), sus posturas frente a temas como derechos sociales y culturales son bastante progresistas como se observa en la siguiente lámina de dicha encuesta:
En base a lo anterior podemos afirmar que las tácticas y los elementos discursivos que usó Die Linke en Alemania podrían ser integrados para generar un efecto similar en la juventud chilena. Mantenernos firmes en nuestras convicciones, atacar el modelo neoliberal y defender los derechos culturales se ha mostrado nuevamente como una herramienta efectiva para convocar a las personas. En cambio, el BSW, que compitió con una plataforma culturalmente conservadora y económicamente más de izquierda, no solo fue el partido más impopular dentro de la juventud en Alemania con solo un 6% de preferencias, sino que falló en uno de sus objetivos principales que era captar el voto del AFD. Su base votante terminó siendo mayoritariamente exvotantes del SPD (400.000 votos) y gente que no había votado anteriormente (440.000) siendo una minoría aquellos que migraron del AFD al BSW (solo 60.000). Además, el BSW no logró entrar al congreso alemán pues no alcanzo el 5% del total de votos necesarios.
La situación en Alemania sirve como lección para la izquierda en Chile, no solo sobre estrategias de propaganda efectiva (como priorizar redes sociales como TikTok) sino también es una advertencia para quienes quieren abandonar las banderas del progresismo para ganarle a la ultraderecha; el mensaje es claro: no funciona. Solo con una agenda profundamente transformadora y progresista, la izquierda tendrá futuro.
*Pelayo Vial Gonzalez es militante del Frente Estudiantil y del Comunal Oriente del Frente Amplio.
Partidos mencionados:
- SPD: Partido Social Demócrata. Partido de centro izquierda.
- AfD: Alternativa para Alemania. Partido de ultraderecha
- Die Linke: La Izquierda.
- BSW: Por la Razón y la Justicia. Partido de izquierda surgido de una escisión de Die Linke.