Gonzalo Winter: “Necesitamos un Estado más cercano al que creó CORFO y no al que la despojó de sus empresas”

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Equipo Portal

El diputado Winter se ha transformado en uno de los liderazgos emergentes más carismáticos del Frente Amplio y de la izquierda. Agudo polemista de la contingencia, también se apasiona hablando de cuestiones programáticas, de repensar el modelo de desarrollo chileno y, desde ahí, la identidad y los desafíos del recién conformado partido Frente Amplio (FA).

¿Cómo caracterizarías al FA en pocas palabras?

El Frente Amplio es un partido de izquierda fundado en el siglo XXI que comprende los desafíos del futuro, pero no olvida que para llegar a donde estamos, hubo muchos años de luchas sociales; por lo mismo, buscamos recoger el legado de la historia de la izquierda chilena, es decir, la saga del carbón y el salitre, la escuela de Recabarren, la lucha de las mujeres, las huelgas obreras del siglo XX, el allendismo, la lucha contra la dictadura, la revolución pingüina, las marchas de 2011 y todas las luchas de los años más recientes.

La unificación del FA la evalúo positivamente, creo que la izquierda en su conjunto gana con este proceso. Somos un sector –la izquierda- que suele hablar mucho de unidad, pero que tiene una tendencia hacia la fragmentación, la desunión. En una etapa de fragmentaciones sociales y políticas, la unidad del FA rompe con ese tendencia, va a contracorriente, y eso tiene un gran valor.

¿Y cómo definirías el proyecto del FA?

Nuestro proyecto de sociedad debe partir por entender y definir desde dónde nos paramos. En Chile, el 1% más rico concentra el 49,6% de la riqueza del país y el 10% más rico concentra el 80,4%. Creo que esta distribución de la riqueza no solo es injusta sino que constituye un freno al desarrollo.

Nuestro proyecto de sociedad tiene que ver con una redistribución del poder y la riqueza para consolidar una democracia real, y eso es parte de la esencia del proyecto histórico de la izquierda: la búsqueda de la igualdad.

Tenemos el desafío de construir una propuesta de sociedad justa y próspera para el futuro, pero situada a nuestra realidad que incluye un Estado que está en una pugna enconada contra el crimen organizado y el narcotráfico, con transición energética en un país sin petróleo, con capitalismo global, con BRICS. Sobre todo necesitamos considerar las vivencias de un nuevo pueblo, con una mayoría de personas nacida en un Chile neoliberal lo que ha dado lugar a la conformación de un sujeto neoliberal. Ese es el difícil espacio donde tenemos que disputar nuestros valores y visiones. Ese es el contexto donde debemos formular y empujar un proyecto de transformación desde la izquierda.

Eso lleva a repensar el rol del Estado y volver a poner en uso el término desarrollo.
El desafío para el futuro de Chile es claro: debemos replantearnos si el modelo económico actual sirve a los intereses de la mayoría de los chilenos o si beneficia únicamente a los grupos económicos que se enriquecieron con la privatización del patrimonio público. Chile tiene el potencial para llevar la delantera en energías limpias, por ejemplo, pero para lograrlo necesitamos un Estado más cercano al que creó CORFO, y no al que la despojó de sus empresas.
Mientras algunos sectores argumentan que la derecha se preocupa por el crecimiento y el desarrollo, la historia demuestra que fue la izquierda, a través de gobiernos como el del Frente Popular, la que impulsó proyectos estratégicos como CORFO, mientras que la derecha, durante la dictadura, despojó al Estado de sus bienes públicos, de su infraestructura.

Es interesante lo que plantea el profesor chino Zheng Yongnian quien sostiene que la adopción de políticas neoliberales en Occidente resultó en un error estratégico, desindustrializando sus economías y abriendo oportunidades para economías emergentes como China.

¿La concentración del poder sería entonces un obstáculo para el desarrollo?

Jeffry Winters, investigador que ha estudiado a las oligarquías, señala que, en las democracias, las grandes desigualdades económicas generan desigualdades en el poder y la política. La desconcentración del poder es entonces una cuestión vinculada al desarrollo. Así como el latifundio no era capaz de explotar ni desarrollar el potencial agrícola del país, la actual élite no es capaz de hacer crecer a Chile, de diversificar nuestras inversiones, de complejizar nuestra matriz productiva y dar el salto al desarrollo. Si las personas que hoy día son ricas concentran todo el poder, nunca vamos a tener la capacidad de apostar por ámbitos de negocio o de desarrollo productivo que sean distintos a los que actualmente hacen ricos a esos grupos minoritarios.

No sería primera vez que los intereses de una élite se enfrentan con la necesidad del desarrollo, también pasó con la Reforma Agraria. Patricio Aylwin decía en una entrevista en 2006 que el auge de la agricultura chilena era gracias a la reforma agraria y la subdivisión de la tierra que permitió una mejor explotación, más moderna y científica, a diferencia del latifundio.

¿Cómo vez la marcha del gobierno y cuál crees que será el legado de este?

En los dos primeros años de gobierno han existido brotes verdes, en donde a pesar de la correlación de fuerzas existente en el Congreso, se han logrado medidas progresistas. Desde antes de estar en el gobierno el Frente Amplio impulsaba medidas transformadoras, y estando en el gobierno se ha logrado el triunfo de varias de ellas: las 40 horas de jornada laboral; el royalty a la gran minería privada del Cobre, que se ha distribuido entre las comunas más pobres; este será el gobierno que logró la gratuidad en las atenciones de salud pública; que implementó la ley que está logrando que los deudores de alimentos se vean obligados a pagar a sus hijos; que está avanzando en el sistema nacional de cuidados; un alza histórica del sueldo mínimo, logrando los 500.000 pesos; la recuperación de la capacidad ferroviaria del país; o la estrategia nacional del litio, que puede significar un salto al desarrollo con potencial de ser un evento que dé inicio a la re-industrialización de nuestro país.

Pero hay pendientes…

Hay otras áreas en que no hemos logrado una mayoría debido a la correlación de fuerzas en el Congreso, pero hemos presentado los proyectos y los estamos impulsando, contra intereses muy poderosos. Ejemplo de ello es la reforma al sistema de pensiones que termina con el negocio de las administradoras privadas de fondos, que son el corazón del régimen neoliberal, y que mejorará las pensiones en general y la PGU en particular, o la nueva ley de pesca que beneficia a los pescadores artesanales y termina con la anterior ley hecha en medio de una trama de corrupción.

Además, ha sido el gobierno de izquierda el que logró estabilizar la economía, la situación inflacionaria, lo que rompe el mito, que a veces existe, de que los gobiernos de izquierda no traen estabilidad. Aquí fue la derecha la que nos llevó a una situación de inestabilidad y la izquierda la que nos ha conducido a la normalización, a pesar de la dura crisis que vivimos con el narcotráfico y el crimen organizado, y que como país estamos enfrentando y debemos lograr superar.

Hace un tiempo atrás sostuviste la idea de que era importante dar la disputa ideológica o batallas culturales como se dice ahora.

La idea central se refería a que el gobierno debe ganar las reformas en la sociedad y lo sostengo plenamente.

Una izquierda que no comprenda que debe ganar las discusiones en la sociedad está un paso atrás en cualquier batalla, hay una disputa diaria en la vida cotidiana, en la cultura, en las redes y en todas las esferas de la sociedad.

Esto lo han entendido bien los sectores patronales que se organizan e invierten millones para ganar adherentes a sus ideas en la sociedad (SNA, CPC, Asociación de AFP, Sofofa, Isapres, etc.). Una izquierda que no quiera hacerse parte de esta disputa no tendrá posibilidad de avanzar en ninguna transformación sustantiva y perdurable.

Además, creo que en este debate se hizo una contraposición equivocada, se planteó que existía un Frente Amplio preocupado por la disputa de las ideas y un Frente Amplio enfocado en la gestión. Pero no se dan cuenta que, por ejemplo, cuando la derecha convence a muchas personas que los impuestos son un robo, la izquierda queda atada de manos para avanzar hacia un sistema fiscal redistributivo y más justo. En cada gestión, en cada acción, hay una orientación política. La disputa política y cultural es necesaria para una izquierda con vocación de poder y transformadora.

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