El gobierno del presidente Boric se encuentra en su último año de gobierno y se dan los primeros pasos para una primaria de la centroizquierda y la izquierda, con candidatos y candidatas atractivos/as con vistas a las elecciones presidenciales y parlamentarias de este año. El Portal Socialista no esconde su preferencia y, por el contrario, la señala con entusiasmo: el diputado Gonzalo Winter.
Pero el tema de esta editorial es otro: queremos reflexionar sobre algunas de las condiciones que se requiere construir para que un gobierno de izquierda pueda llevar a cabo los cambios que se propone y, de esta manera, las expectativas populares y los compromisos asumidos puedan cumplirse y no sean bloqueados por la derecha y las fuerzas conservadoras.
Los gobiernos de la Nueva Mayoría de la presidenta Bachelet y el del presidente Boric han tenido un claro sello transformador y dejan importantes reformas a su paso. Han significado la apertura de un ciclo de cambios y en las elecciones presidenciales y parlamentarias de este año se jugará si este ciclo sigue abierto o se produce una regresión conservadora con tintes facistoides.
Es justo reconocer, sin embargo, que estos gobiernos no han podido realizar todos los cambios comprometidos. No se trata de aspiraciones maximalistas, pues se debe distinguir entre lo que es un gobierno acotado en el tiempo y el proyecto histórico. Los sucesivos gobiernos de izquierda representarán siempre avances parciales o, a veces, sencillamente resistencias a la regresión, pero lo importante es que lo hagan en la dirección de un proyecto de largo plazo. La nacionalización del cobre, por dar un ejemplo, fue posible 40 años después del primer momento en que fue planteada.
Ganar el gobierno es fundamental, pero no suficiente para llevar a cabo un proyecto transformador. ¿Qué más se requiere?
Se requiere que un gobierno de cambio tenga mayoría parlamentaria. No se trata solo de ganar la presidencia, sino de que ello se exprese en un Congreso favorable que no bloquee las transformaciones. El armado y la competitividad de la lista parlamentaria es tan importante como la elección presidencial.
Se requieren medios de comunicación. No existe el cambio sin la disputa de ideas, tendencias, popularidad, etc. a través de medios de comunicación y, hoy en día, de redes sociales. Es una carencia constatada muchas veces, pero nunca seriamente abordada por la izquierda.
Se requiere una base social organizada y movilizada que apoye una propuesta de izquierda para ganar elecciones y avanzar en su proyecto transformador. Empujar las reformas sociales requiere una sociedad que no se sienta espectadora de los cambios, sino protagonista. Lograr ese “nosotros/nosotras” es una forma de hacer y entender la política que la izquierda debe recuperar del allendismo.
Se requiere desarrollar instrumentos y prácticas de construcción de hegemonía cultural. Ello se expresa en el arte, la educación, la producción de conocimiento, en la capacidad de innovación, en nuevos desarrollos tecnológicos (IA, por ejemplo), en la ciencia frente a la difusión de creencias no basadas en ninguna evidencia. El cambio en una sociedad es el resultado de una disputa de ideas, de valores y de “sentidos comunes” que requiere de medios para realizarla. Solo los cambios que logran construirse sobre batallas culturales ganadas son sólidos y persisten en el tiempo.
Todo lo anterior implica una construcción de fuerzas que tienen en lo electoral un momento decisivo, pero que reconocen, a la vez, que esto resulta insuficiente para remover estructuras o fuertes intereses creados.
Vivimos tiempos complejos y peligrosos. La extrema derecha en ascenso reinstala discursos de odio. Van contra los derechos civiles y sociales, contra el Estado y la democracia. A través de guerras comerciales y guerras con armas. Con desesperación y agresividad trata de recuperar protagonismo en el orden internacional. La unidad de la izquierda y de las fuerzas democráticas son hoy más necesarias y urgentes que nunca.
El Frente Amplio (FA) tiene la oportunidad de ser una fuerza que recoja estos desafíos y tareas con sentido de urgencia, de manera que su paso por el gobierno se traduzca en las transformaciones comprometidas y necesarias para una sociedad más libre, igualitaria y fraterna.