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“Podría escribir clarito, podría escribir sin tantos recovecos, sin tanto remolino inútil”, Pedro Lemebel, Serenata cafiola, p. 11
De Lemebel puede decirse que en vez de nunca quedar mal con nadie, disfrutaba quedando mal con todos. O casi todos. O muchos.
Pero eso no importa demasiado si nos quedamos con lo que queda: su escritura en “lengua marucha”. Esa que quedó registrada en sus crónicas reunidas en La esquina es mi corazón. Crónica urbana (Cuarto Propio, 1995); Loco afán. Crónicas de sidario (LOM, 1996); De perlas y cicatrices. Crónicas radiales (LOM, 1998); Zanjón de la Aguada (Seix Barral, 2003); Adiós mariquita linda (Sudamericana, 2004); Serenata cafiola (Seix Barral, 2008); y Háblame de amores (Seix Barral, 2012); y, sí, también en su novela Tengo miedo torero (Anagrama, 2001), fantasía erótico-romántica de la Loca del Frente, amor (im)posible entre la disidencia política sexual y la disidencia política de izquierda hetero-patriarcal, en el contexto de la dictadura en Chile.
Si tengo que marcar preferencias, pienso en “La noche de los visones (o la última fiesta de la Unidad Popular)” que es una de las “crónicas de sidario”:
“De esa fiesta solo existe una foto, un cartón deslavado donde aparecen los rostros colizas lejanamente expuestos a la mirada presente. La foto no es buena, pero salta a la vista la militancia sexual del grupo que la compone. Enmarcados en la distancia, sus bocas son risas extinguidas, ecos de gestos congelados por el flash del último brindis” (Loco afán, p.16).
Y, luego, se me viene a la memoria una de sus “crónicas radiales”: “Carmen Gloria Quintana (o una página quemada en la feria del libro)”:
“Como quien pasea la tarde por la Feria del Libro, me la encuentro hojeando poesía y mirando portadas (…). Carmen Gloria Quintana, la cara en llamas de la dictadura, parece hoy una magnolia estropeada en los ojos que la reconocen bajo el mapa de injertos. (…)
Pero son muy pocos los que recuerdan el rostro impreso en las fotos de los diarios. Son contados los que descubren su cara, como si encontraran un pétalo chamuscado entre las hojas de un libro. Son escasos los que pueden leer en esa faz agredida una página de la novela de Chile” (De perlas y cicatrices, p.88).
A 10 años de su muerte (23 de enero, 2015), elijo compartir aquí su “Manifiesto (hablo por mi diferencia)” (incluido en Loco afán). Dicen las fuentes consultadas que lo leyó el año 1986 en un acto de la izquierda (¿de cuál?). Pero si así fue, a mí se me hace que lo actualizó en la fecha de su publicación porque se siente la atmósfera de los 90 en sus reclamos y referencias. El sentir general y los deseos expresados vienen de antes, sin duda.
“Manifiesto (hablo por mi diferencia)” de Pedro Lemebel en versión publicada en A corazón abierto. Geografía literaria de la homosexualidad en Chile, Juan Pablo Sutherland (Comp.). Editorial Sudamericana, 2002.
Recuperado de Memoria Chilena