En 1973, la dictadura de Pinochet utilizó Isla Dawson, en el extremo sur de Chile, como prisión para altos dirigentes de la Unidad Popular y “allendistas” detenidos en Magallanes. Setenta y cuatro años antes la misión San Rafael, ubicada en Puerto Harris, en Isla Dawson, sirvió como campo de concentración del pueblo selk’nam. La Congregación Salesiana de Punta Arenas se puso como objetivo “salvar” las almas de los indígenas y protegerlos del genocidio que ejecutaban los grandes hacendados que integraban la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF).
Para cumplir sus propósitos, los salesianos consiguieron del gobierno una concesión gratuita de la isla Dawson por un plazo de 20 años. Allí acogieron a mil personas pertenecientes al pueblo selk’nam en una infraestructura preparada para este efecto. En 1911, cuando el campo se cerró, sobrevivían 25. Los muertos habían sido 862. La idea fracasó porque contrajeron enfermedades que su sistema inmunológico desconocía, o se fugaron.
Los selk´man no aceptaban vivir en cautiverio, por cómodas que fueran sus habitaciones.